IMPORTANTE :

Esta bien celebrar el éxito pero es mas importante prestar atención a las lecciones del fracaso.

viernes, 3 de abril de 2015

Usar correctamente la tarjeta de credito


Tips para usar la Tarjeta de Crédito

¿Cómo funciona la tarjeta de Crédito?
• Al pagar con tu tarjeta de Crédito, los bancos te permiten utilizar cierta cantidad de dinero para el pago de bienes y servicios. El monto es cobrado directamente al banco por el comercio autorizado.
• Posteriormente, el banco te hace llegar un estado de cuenta donde te notifica lo que debes, más una cantidad llamada interés, por el hecho de haber utilizado los recursos del banco y no los tuyos.
• Los intereses se cobran SÓLO si se usa el crédito, pero si PAGAS EL TOTAL DE LO UTILIZADO ANTES DE LA FECHA DE CORTE no se cobran intereses.

Sabías qué...
• ¿Tener una tarjeta de Crédito te permitirá evitar riesgos al no tener que portar dinero en efectivo para realizar tus compras?
• ¿Al pagar oportunamente tus compras, generas confianza crediticia y puedes acceder a préstamos más grandes e incluso a menores tasas de interés?

Sabías qué... al tener una tarjeta de Crédito puedes:
• Solventar cualquier emergencia o gasto inesperado.
• Comprar hoy y pagar después.
• Realizar pagos de teléfono, televisión por cable y otros servicios mediante cargos automáticos a tu tarjeta, lo cual te evita acudir a los establecimientos de pago. A esto se le llama domiciliación.



¿Cómo sacar el mayor provecho de tu tarjeta de Crédito?

• Si tienes disponibilidad de efectivo para pagar el saldo total de tus consumos, paga antes de la fecha límite para evitar el cobro de intereses.
• Si no puedes pagar el total de tus consumos, paga lo más que puedas a fin de reducir los cargos por intereses.
• Utiliza tu tarjeta sólo como un medio de pago y no como una forma de financiamiento.

¿Cómo sacar el mayor provecho de tu tarjeta de Crédito?

• Aprovecha la bonificación de puntos, dinero en efectivo, millas, etc., que ofrecen algunas tarjetas.
• Mantén tu deuda en constante supervisión y busca tenerla nivelada con tus ingresos.
• Asegúrate de pagar por lo menos el monto mínimo en la fecha requerida para evitar el pago de cargos y comisiones.
• Recuerda que al cuidar tu historial crediticio amplías tus posibilidades de préstamos en el futuro e incluso tienes acceso a mejores tasas de interés.

¿Cómo sacar el mayor provecho de tu tarjeta de Crédito?

• Lleva el control de tus compras y guarda tus vouchers para saber con exactitud cuánto has gastado.
• Procura gastar menos de lo que ganas, con el fin de desbalancear tu economía y evitar el pago de intereses excesivos.

Asegúrate siempre de pagar el monto mínimo en la fecha requerida para evitar dañar tu historial crediticio.

Haz crecer tu dinero



Probablemente ya conoces el consejo estándar a la hora de generar riquezas:Vive con menos de lo que necesitas. Lleva tu cuenta de ahorros para tu jubilación al máximo. Paga todas tus deudas.

Pero ademas de esos métodos que ya han sido comprobados, existen otros menos conocidos que te pueden ayudar a hacer crecer tu fortuna más rápido.

Aquí te mostramos cuatro:
1. Ten una cuenta de ahorros para tu salud


Estas cuentas, que van de la mano con planes de seguros médicos que incluyen deducibles elevados, ofrecen una exención tributaria triple: tus contribuciones son deducibles, tu dinero crece con impuestos diferidos y los giros de dinero para cubrir gastos médicos son libres de impuestos. Este tipo de cuentas usualmente permite que las contribuciones sean invertidas en acciones u otros tipos de inversiones que generen un crecimiento a largo plazo. El dinero que no sea ocupado puede ser usado nuevamente año tras año.

En otras palabras, las Cuentas de Ahorro para Salud pueden ser usadas para aumentar tus ahorros para la vejez. Algunos asesores les recomiendan a sus clientes transferir parte de sus ahorros a una de estas cuentas una vez que ya han contribuido lo suficiente a su plan de jubilación como para tener una correspondencia total. Otros asesores sugieren ver estas cuentas como una forma adicional de guardar dinerouna vez que los fondos de pensión ya han sido completados.
2. Compra una casa sencilla en un barrio modesto


El consejo de la vieja escuela era esforzarse para comprar una casa en el mejor barrio que pudieses para maximizar tu valor potencial. El problema, como ya sabemos, es que este aumento de valor no es algo que esté garantizado e históricamente nunca es tan significativo.

El economista de la Universidad de Yale, Robert Shiller, quien ayudó a crear el popular índice Case-Shiller para registrar los precios de las casas, descubrió que las ganancias a largo plazo en el área de propiedades residenciales apenas podía llevarle el ritmo a la inflación. Una vez que tomas en cuenta la mantención, las actualizaciones, la reparación, los seguros y los impuestos; es posible que estés perdiendo más de lo que podrías ganar. Pagar un crédito hipotecario fuerza a los dueños de casas a generar equidad, pero podría ser generado incluso con una casa más pequeña que no te cueste tanto pagar.

Pagar todo lo relacionado con tu casa con el 25% de tu sueldo, en vez del 33% que algunos prestamistas recomiendan, debiese dejarte con suficiente dinero para guardar dinero para la jubilación y llevar a cabo otras metas financieras. Ciertas investigaciones también demuestran que vivir en un barrio más caro hará que, en verdad, gastes más en otras áreas de tu vida también, comenta Thomas Stanley, autor del libro “Deja de Actuar como Rico” y co-autor de “El Millionario de al Lado.” En vez de ser un residente ‘aspiracional’ (alguien que tiene menos dinero que sus vecinos pero que siente la presión de ‘mantener una imagen’), quienes deseen aumentar sus riquezas debiesen vivir en barrios donde su valor neto sea mayor que el promediopara evitarse estas presiones, comenta Stanley.
3. Compra menos autos
a AAA (Asociación Americana de Automóviles) estima que un auto promedio genera gastos anuales de USD$8.876 sólo por ser ocupado, esta cifra basada en 15.000 millas de conducción anual. Ese es un gran recorte en los presupuestos de la mayoría de las personas. Puedes ahorrar mucho dinero simplemente teniendo tus autos por un período más largo. En el libro “Hazte Responsable de tu Deuda,” se calcula que alguien que compra un auto cada 10 años en vez de cada 5 puede ahorrar más de USD$250.000 durante su vida como conductor (asumiendo que el auto costó USD$20.000 con los precios para los autos subsiguientes ajustados en un 3% debido a la inflación, y pensando que cada compra fue financiada con un préstamo a 5 años al 6% de interés.) Puedes ahorrar incluso más comprando autos usados, pero en buen estado y pagando al contado en vez de tomando créditos.

4. Ten una cuenta de ahorro individual libre de impuestos


Todos conocen las ventajas de tener una cuenta de ahorro individual libre de impuestos ¿o no? Aparentemente no. Muy pocas personas tienen de este tipo de cuentas, en general, optan por las tradicionales donde se pagan impuestos, según la base de datos de la Institución de Investigación para el Beneficio de los Empleados, la cual contiene información sobre 25.3 millones de cuentas y 19.9 millones de personas.Casi el 73% de los titulares de estas cuentas poseen cuentas tradicionales, comparado con sólo el 28.1% que tenían cuentas libres de impuestos.

Si bien estas cuentas no ofrecen un cese total del pago de impuestos, es posible girar dinero sin pagar nada extra. Esa es una gran ventaja y no es la única que tiene. Para estas cuentas no existen un mínimo de giros, algo que sí pasa con otras cuentas, por lo que se puede dejar que el dinero crezca e incluso sea legado, libre de impuestos, a tus herederos. Mientras más joven seas, más posibilidades tienes que tu tasa de impuestos sea mucho mayor cuando te retires, lo que hace de este tipo de cuenta la mejor opción.

El buen uso del dinero personal



Nos ha tocado vivir tiempos oscuros. Durante años la burbuja de crecimiento en la que se encontraba inmersa el país nos ha hecho creer en una riqueza que realmente no nos correspondía. Sin embargo, la realidad hoy en día es bien distinta y millones de familias viven en medio de serias dificultades económicas, no porque estén desempleados, sino porque a pesar de tener ingresos no logran estabilizar sus finanzas personales.

Con éste artículo intentaremos aportar un poco de luz a aquellas personas que atraviesan seriasdificultades para llegar a fin de mes con solvencia. Analizaremos también la cultura del consumismo y propondremos algunos consejos para evitar la compra compulsiva y ordenar nuestras finanzas personales.


El consumismo

La cultura del consumismo ha llevado a las personas a confundir los conceptos de riqueza y deuda. Los bancos, mientras tanto, han empujado a los ciudadanos a caer en la trampa mercadotécnica de la inmediatez, que empuja al consumo irracional y a creer que “tener más es ser más”. Muchos olvidan que uno es amo de lo que tiene y esclavo de lo que debe. Por ende, si obtuviste algo a partir de deudas, realmente no tienes nada más que un régimen de esclavitud financiera.



Jimmy Carter, el presidente número 39 de los Estados Unidos, dijo en su discurso de 15 de Julio de 1979:
“En una nación que está orgullosa del trabajo duro, familias fuertes, comunidades unidas, y nuestra fe en Dios, muchos de nosotros tendemos a adorar la autoindulgencia y el consumo. La identidad humana ya no está definida por lo que uno hace, sino por lo que posee. Pero hemos descubierto que poseer y consumir cosas no satisface nuestra búsqueda de significado. Hemos descubierto que apilar bienes materiales no puede llenar los vacíos de vidas que no tienen propósito”


Consejos para evitar la compra compulsiva

Si crees que en tu interior convives con un comprador compulsivo que te arrastra a un endeudamiento cada vez mayor, tal vez podrían interesarte los siguientes trucos:



1. Hacerse la pregunta: “¿Realmente necesito esto?
Cuando estés frente al escaparate de esa tienda que tanto te gusta o frente al irresistible artículo que deseas compras, debes pensar si realmente necesitas aquello. Quizás deberías combatir la impaciencia, la inmediatez y plantearte si realmente vas a utilizarlo.

2. No lleves encima dinero ni tarjetas de crédito/débito.
Evita llevar encima más dinero del justo y necesario para pasar el día. La posesión de una cantidad excesiva de dinero podría llevarte a una compra impulsiva. La mayoría de la gente puede pasar el día con 20 euros en la cartera sin sufrir ningún trauma.

3. Postergar las compras para el día siguiente.
No compres las cosas en el momento, postérgalas para el día siguiente. Como señalamos antes, la inmediatez puede jugarte una mala pasada. Las buenas decisiones siempre se meditan, haz lo mismo con tus compras.

4. Compara el precio de todos los artículos.
Cuando en efecto necesitas comprar algo deberías conseguir primero al menos 3 cotizaciones distintas de aquello que vas a compras. El precio de un coche, por ejemplo, puede variar hasta 2.000 euros de un concesionario a otro.

5. Ahorrar en lugar de endeudarse.
El endeudamiento siempre es más caro. El ser humano se mueve por impulsos y las agencias financieras y de marketing lo saben. No te dejes embaucar por ese precioso televisor de plasma que puedes pagar en diez cómodos plazos sin intereses. Ahorra y cómpralo cuando tengas el montante de dinero reunido, nunca antes. Si unes varias pequeñas deudas de 50-60 euros mensuales, éstas se transforman en una gran deuda que merma innecesariamente tus finanzas personales.

6. Usa dinero en efectivo, no tarjetas u otros medios de pago.
El concepto de dinero es abstracto. Cuando pasas la tarjeta por el datafono igual da que sea un euro o 50.000 euros. Con el uso de efectivo materializas ese concepto tan abstracto, sientes su tacto, su peso y que te desprendes de él. Prueba a hacer la compra mensual de 200 euros en tu supermercado de siempre con dinero en efectivo y notarás como la sensación de pérdida es más fuerte.

7. Aléjate de las compras tanto como sea posible.
Mientras no logres la sanidad interior y descubras los motivos que te obligan a comprar impulsivamente, aléjate de las compras tanto como puedas. Evita los centros comerciales y busca personas honestas con sabiduría que te puedan ayudar a superar el problema.


Cómo ordenar cuentas desordenadas

Existe el caso donde los problemas de finanzas personales no obedecen a problemas de compra compulsiva y adicción a las deudas, sino que se trata de simple y puro desorden, producto de nunca haber aprendido a administrar el dinero de una manera sistemática. Las cuentas desordenadas en una persona sin adicción obedecen a que la persona no conoce sus hábitos de consumo, no ha revisado los números. He aquí algunos trucos:




Paga tus deudas, eso te dará tranquilidad.

Si tienes que sacrificar un 10-20% de tu salario en pagar deudas innecesarias, eso es demasiado alto y estás al borde de la insostenibilidad financiera personal. Deberías evitar todo tipo de gasto innecesario hasta que consigas pagar tus deudas.




Usa una libreta y anota cada gasto.

Busca una libreta de bolsillo y llévala siempre contigo. Anota todos los días cada gasto que tengas, por insignificante que parezca. Crea categorías (alimentación, ocio, vivienda, ropa, suministros, vehículo…) y calcula los totales. Así conseguirás estructurar tus gastos para determinar cuáles son innecesarios.




Haz un presupuesto.

Al comenzar el mes realiza un presupuesto en el que detalles todos tus gastos fijos. Aparta ese dinero y no lo uses, excepto para pagar la cuenta correspondiente. Incluye también en el presupuesto los gastos variables y aprende a estimarlos para evitar sorpresas desagradables.




Evita los gastos no previstos.

En ocasiones, los gastos no previstos, por más pequeños que sean, suelen ser causa de desbalances en tu economía persona. Intenta evitarlos, y si no es posible, ten siempre un pequeño ahorro para hacerles frente.




Evita los “gastos pequeños”.

Ningún gasto es pequeño. A veces, evitas un comprar un artículo valorado en tres euros para ahorrar, y de pronto te encuentras con otro artículo de 50 euros que está en promoción a mitad de precio y lo compras. Las agencias de marketing saben que “lo importante para el cliente no es cuánto cuesta, sino cuánto se ahorra”. Es un truco que se usa para engañar a la mente humana haciéndole creer que es un gasto “pequeño”, cuando no lo es.




Vivir como pobres ahorrando en lugar de vivir como pobres pagando.

Si vives como un pobre ahorrando te darás cuenta de que todo sale más barato. Al pobre endeudado todo le resulta más caro y vive con angustias porque el banco nunca pierde. Pedir prestado al banco es pactar con el diablo, un goce efímero que no justifica una larga estadía en el infierno.




Controlar los límites de gasto diario.

Supongamos que después de apartar las cuentas que debes pagar mensualmente y dotar una provisión para imprevistos te sobran 300 euros. En un mes de 30 días eso significa que puedes gastar 10 euros diarios. Si hoy te excediste y gastaste 15 euros, mañana sólo podrá gastar 5. Si consigues gastar menos de los 10 euros al día empezarás a ahorrar.




Deja una reserva para imprevistos.

Cuando te paguen tu salario, aparta una cantidad e imagina que no cuentas con ese dinero. Dependiendo de tus posibilidades económicas y de tu propia disciplina puedes comenzar con un 5-10% de tu salario. Utiliza esa reserva sólo en casos de extrema necesidad para hacer frente a imprevistos (una multa, una factura del veterinario, una reparación del coche…)




No aceptes el consejo de los bancos.

Los bancos siempre te dirán lo que más les conviene a ellos para gastar tu dinero. Recuerda las palabras de Paul A. Monserrat en Salvados y créetelo sin rechistar. El banco no es tu amigo. El banco nunca acudirá a tu auxilio.



Existen muchos otros trucos para alinear tus finanzas personales y evitar penurias innecesarias, pero puedes empezar por aquí. Tómatelo con calma, sin agobios, y ten en cuenta que es difícil cambiar el comportamiento de una persona de un día para otro. Ponte metas y cúmplelas. No olvides que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Salir de deudas rapidamente



Cualquier plan para salir de deudas implica que uno pueda pagar, por lo menos, el pago mínimo mensual de todos sus créditos, y un poco más. Si uno verdaderamente no puede, entonces tiene que tomar otras medidas adicionales de las cuales hablaremos más adelante.

Mientras tanto, los pasos a seguir son:

1. Reconocer y enfrentar el problema

El primer paso para resolver cualquier problema es reconocerlo. Tenemos que reunir los últimos estados de cuenta de todas nuestras tarjetas de crédito y sumar los saldos para ver cuánto es nuestra deuda total. De esta manera, habremos calculado la dimensión del mismo y tendremos una fotografía completa de la situación en la que estamos metidos.

2. Esconder todas nuestras tarjetas

Nuestro objetivo fundamental es resolver nuestro adeudo. Por lo tanto, debemos evitar a toda costa seguir usando nuestras tarjetas y de esta manera, incrementarlo. No las portemos con nosotros y no las tengamos a la mano. Es mejor guardarlas en un lugar seguro, para evitar cualquier tentación, y acostumbrarnos a pagar todo en efectivo por el momento.

3. Preparar un plan de acción

Primero debemos escribir en un papel el monto total de los ingresos netos mensuales que recibimos (es decir, libres de impuestos). A continuación, nuestros gastos fijos: renta o pago de hipoteca, teléfono, gas, luz, escuelas, televisión por cable, etc. Ahora, tenemos que estimar nuestros demás gastos, basados en las notas que conservamos, como por ejemplo: supermercado, transporte, etc.

Con esto, podremos ver qué gastos podemos recortar (por ejemplo, televisión de paga, celulares o la línea telefónica de la casa, entre otras cosas, si nuestro problema es muy grave y necesitamos forzosamente cortar todo lo no indispensable para vivir).

Debemos recordar que para poder salir lo más pronto posible de nuestro problema, debemos destinar la mayor cantidad de dinero posible en el pago de nuestras deudas.

Finalmente, uno debe restar sus gastos de sus ingresos para ver cuánto tenemos disponible para destinar a nuestros acreedores. Este monto debe ser suficiente para cubrir con el pago mínimo de todas nuestras tarjetas y un monto para hacer pagos adicionales. En caso contrario, queda muy claro que vivimos fuera de nuestras posibilidades, por lo que debemos remediar esta situación lo antes posible para evitar mayores problemas.

4. Listar y ordenar nuestras deudas

Tenemos que hacer una lista de lo que debemos en nuestras tarjetas de crédito, de la siguiente forma: Nombre de la Tarjeta, Saldo Total (Deuda), Tasa de Interés, Pago Mínimo y Fecha de Pago.

Y luego, tenemos que ordenarlas. Para esto, hay dos enfoques principales:
Enfoque Financieramente Óptimo. Ordenarlas con respecto a su tasa de interés, de mayor a menor. Es decir, poner primero la tarjeta que cobra una tasa más elevada de interés, y así sucesivamente. Mediante este enfoque, iremos concentrando nuestros esfuerzos en pagar primero las deudas más caras, por eso es la mejor estrategia en términos financieros.
Enfoque Psicológicamente Óptimo. Ordenarlas con respecto a su saldo, de menor a mayor. Es decir, poner primero la tarjeta en la que debemos menos, y así sucesivamente. Este enfoque nos permite irnos librando primero de las deudas pequeñas (ir reduciendo nuestra lista de deudas de una manera más rápida) lo cual nos brinda motivación. Aunque no es la mejor solución en términos financieros, como mis lectores saben yo soy un convencido del poder que juega la psicología en nuestros aspectos financieros. Por eso, sé que es una estrategia que para algunas personas, puede funcionar mejor.

5. Ahora sí, a pagar

Tenemos que pagar el mínimo en todos nuestros créditos, para evitar caer en mora. Y todo el monto adicional que tengamos destinado al pago de deudas, debemos asignarlo completamente a la primera de nuestra lista, dependiendo del enfoque que hayamos elegido. Cuando hayamos eliminado ésta, nos seguirnos con la siguiente y así sucesivamente, hasta terminar con todas.
¿Y si no nos Alcanza para los Mínimos y un Poco Más?

En este caso, estamos en un problema muy severo, que por lo general requiere de soluciones que por lo general son muy duras. Lo que se puede hacer en estos casos, para aplicar el plan mencionado arriba, es:
Vender algún activo. Por ejemplo, nuestro auto, o alguna joya familiar. El empeño no es una opción en este caso porque por lo general es un préstamo de corto plazo, con tasas de interés altas (en ocasiones similares a las que cobran las tarjetas de crédito), y donde nos otorgan una fracción del costo de un artículo que podríamos perder en caso de que no podamos pagar este préstamo.
Ver si podemos obtener dinero adicional. Si tenemos ahorros, probablemente tendremos que usarlos para pagar una parte de nuestros créditos, ya que la tasa de interés de éstos es mucho más alta que la que podemos recibir en cualquier lugar por nuestras inversiones. O bien, quizá podamos obtener un segundo trabajo, que nos brinde una fuente adicional de ingresos.
Como último recurso, quizá podamos obtener algún préstamo de la familia o de la empresa donde trabajamos, que nos sirva para pagar completamente nuestros adeudos con las instituciones financieras, a modo de quedarnos únicamente con un crédito a una tasa de interés mucho más baja. Es importante mencionar que la consolidación de deudas no resuelve nuestro problema de fondo, y ciertamente no corrige los hábitos que nos llevaron a estar en esa situación.
Tratar de negociar con nuestros acreedores. La cartera vencida representa un grave problema para los bancos, por lo que en su mayoría están abiertos al diálogo constructivo en aras de obtener una solución para ambas partes. Si no lo están, la Condusef nos puede apoyar en esta negociación con ellos. Tenemos que ser muy propositivos con ellos, decirles cuánto podemos pagar e incluso llevarles nuestro plan. Muchos bancos aceptarán refinanciar nuestro adeudo a una tasa de interés inferior a la que aplican normalmente para las tarjetas de crédito e incluso podrán considerar hacernos algún descuento si podemos realizar el pago en una sola exhibición.

Formas de ganar dinero extra



Hoy te comparto10 formas para hacer dinero extra en tu tiempo libre que te ayudarán a solventar o aliviar esas necesidades urgentes sin descuidar tu empleo.

Debo aclarar, que si bien la mayoría de estas sugerencias te pueden funcionar, no necesariamente representan dinero inmediato o "soluciones mágicas" que es lo que todos quisiéramos.

Recuerda que todo lo bueno requiere inteligencia y esfuerzo así que, si estás dispuesto a apagar la TV y aprovechar el tiempo libre que tengas disponible paragenerar ingresos extras, entonces verás resultados.


Escribe para Blogs. Hay muchas redes de blogs que te pagan por escribir. Si tienes talento para ello y dominas algunos temas como tecnología, música o deportes, podrás encontrar varias opciones para comenzar a ganar y de paso darte a conocer como escritor. La paga por post redondea los $3 a $5 dólares. No te harás millonario pero si escribes unos 10 a 15 artículos por mes entonces tendrás algo extra en tu bolsillo. Por ejemplo articulo.org
Imparte tutorías. Si eres un profesional de las matemáticas, física, leyes o cualquier materia puedes ofrecer tus servicios como tutor para personas o escolares que necesiten un refuerzo en esas materias. Puedes hacerlo en tu tiempo libre y cobrarlo por hora. Si deseas saber más acerca de cómo impartir tutorías especializadas haz clic acá.
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Ofrece servicios de limpieza de virus. Bastante relacionado al punto anterior pero totalmente enfocado al trabajo de detectar y limpiar virus. Este es un servicio mucho más común y necesario de lo que te imaginas y solamente alguien experto puede dedicarse a hacerlo bien y convertirse en el ángel salvador de la información de los usuarios.
Convierte videos en VHS a DVD. Con un poco de equipo adecuado, paciencia y conocimiento, puedes dedicar algunas horas de tu tiempo libre para ofrecer el servicio de convertir antiguos vídeos en formato VHS a DVD. Servicio que muchas familias valoran y necesitan para no perder sus recuerdos en formatos antiguos y obsoletos. Con este servicio puedes fácilmente ganar unos USD$10 a $20 por vídeo.
Lecciones de natación. Si eres un buen nadador, entonces puedes organizar grupo de niños para ofrecerles clases básicas de natación. Básicamente necesitas rentar la piscina en algún club, hotel o lugar céntrico que te permita impartir las clases. Habrá muchas madres interesadas en que sus hijos aprendan. Toma en cuenta que algunos centros requerirán que tengas un certificado profesional para impartir estas clases.
Compra, vende y revende. Uno de los métodos más antiguos, sencillos y prácticos para hacer dinero extra es adquirir cosas a buen precio y revenderlas. Necesitas un pequeño capital inicial para encontrar alguna buena oferta de alguien que venda un celular, una TV, una consola de vídeo juegos, prendas de ropa o zapatos. Teniendo algo de efectivo en la mano puedes comprar a buen precio y luego revender obteniendo una ganancia. También puedes ver nuestro artículo sobre venta de artículos usados.

Recuerda que lo más importante es que el dinero extra que generes pueda ser utilizado de la mejor manera para que te rinda y puedas realmente verle el fruto. Esos son algunos consejos adicionales:

-Dale la prioridad a la reducción de deudas
-Intenta crear un fondo de ahorro para emergencias
-Utilízalo como capital para iniciar un pequeño negocio
-Reinvierte todo lo que puedas para hacer crecer tu capital

Ideas de negocios exitosos.



Como buen emprendedor, seguro ya estás pensando en poner un negocio, ¿pero ya sabes cuáles son los negocios más rentables?


Revisa las siguientes 5 opciones y decide cuál es la mejor idea para hacer crecer tu patrimonio.

1. Servicios para gente de mayor edad. De acuerdo al INEGI, en los próximos 10 años en algunas ciudades de México se tendrá un 20% de población mayor a los 50 años. Así que es una buena opción anticiparse y pensar en centros especializados, gimnasio para rehabilitación del cuerpo, etc.

2. Consultorios especializados en diabetes y enfermedades del corazón. En México, estas dos enfermedades son las de mayor impacto en el país. La posibilidad de ofrecer medicina alternativa para estos males será una gran opción para iniciar tu negocio. Algunas ideas para estos son: consultorios especializado, tiendas de medicina alternativa, tratamientos de prevención, etc.

3. Cuidado de la imagen. Cada año, no solo en México sino en todo el mundo, se están gastando billones de dólares en el cuidado de la imagen, desde asesores de imagen de ropa o maquillaje, hasta cirugías plásticas de cara. No necesita mucho dinero para empezar un negocio de este giro, algunas ideas de negocios de poca inversión son: venta de cremas alternativas, tratamientos faciales, tratamientos para el cuidado de peso.

4. Renta de viviendas. Este siempre ha sido un negocio para aquellos con la capacidad monetaria para comprar casas. Este es un buen negocio debido al crecimiento poblacional en México. Especialmente en ciudades pequeñas que están creciendo a un ritmo alto, como Querétaro, Saltillo y Pachuca.

5. Educación a distancia. Otra modalidad que está creciendo mucho es la educación a distancia. Esto es, a través del internet, uno toma un curso como si fuera presencial. Este tipo de educación es muy rentable, debido a que un maestro de tiempo completo puede manejar varios cursos a la vez, no se requiere de infraestructura como salones, y es muy fácil tener contacto con los alumnos. Uno de los programas más exitosos de esta industria es el del Tec de Monterrey. También puedes desarrollar tu propio modelo.

Phubbing ¿ Que es ?



Desde hace aproximadamente cinco años, todos hemos sufrido al menos una vez “phubbing” durante una reunión de trabajo o una comida familiar. Esta práctica masiva carecía de nombre hasta hace poco pero sus consecuencias eran apreciables por cualquier comensal. Se inició hacia el año 2007 con el nacimiento del smartphone o teléfono inteligente, que sintetizaba en pocas pulgadas la potencia de un ordenador de sobremesa. Con la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, se generalizó esta obsesiva práctica que muchos perpetúan sin ni siquiera saberlo.

El “phubbing” (término formado a partir de las palabras inglesas phone y snubbing) consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña al prestar más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a su persona. Ha sido recientemente bautizado en EE.UU. y son muchas las plataformas virtuales que combaten activamente este descortés hábito. Sus argumentos aluden al protocolo más básico a la hora de sentarse a la mesa, que reprocha empezar a comer antes de que todos hayan sido servidos o coger comida del plato de otros comensales, y que por ende reprueba el acto de ignorar a quien tenemos al lado.

Los promotores de estas iniciativas “antiphubbing” aseguran que casi el 90 por ciento de los adolescentes prefieren el contacto vía texto que cara a cara y que los restaurantes experimentan 36 casos de “phubbing” en cada sesión de cena, y advierten de que este fenómeno puede acabar reduciendo las relaciones sociales al intercambio de mensajes virtuales.




El phubbing es un hábito descortés y de moda, los escenarios más comunes son reuniones familiares y cuando la persona está con su pareja.



En la mayoría de las ocasiones el phubber está consultando o publicando en redes sociales, comprando música, buscando un dato o mandando mensaje a alguien que le interesa más que la persona con quien está reunido



Con el término, también nació un movimiento de nombre "stop phubbing", una campaña que busca combatir este fenómeno.



A través de su sitio stopphubbing.com, que sólo puede consultarse desde una computadora de escritorio, dice que en un restaurante promedio se observan 36 casos de phubbing por cena, lo que representa estar 570 días solo, cuando en realidad se está acompañado.



También dice que el 97% de las personas aseguran que su comida no sabe bien, mientras es víctima de phubbing.



Según el movimiento ´stop phubbing´, el DF es una de las 10 ciudades a nivel mundial con mayor número de phubbers, es decir de personas que ignoran a otras por prestar más atención al celular.



El primer lugar lo ocupa la ciudad de Nueva York, con 19 millones 750 mil phubbers, sigue Los Ángeles, Londres y París, en quinto lugar está Hong Kong, Sydney y Tokio, en séptimo sigue Seoul; en noveno lugar la Ciudad de México con 4 millones 450 mil phubbers y en décimo lugar, Bombay.



"Los conglomerados sociales mientras van siendo más grandes, van siendo más complejos y entonces vamos perdiendo esa disponibilidad de tiempo para el otro. Desde situaciones reales, es decir vivir en una mancha urbana como la Ciudad de México o Londres o Los Ángeles o París, sí puede implicar desplazamientos a veces muy complejos" dijo el especialista de la UNAM.



Si usted se considera un phubber, acuda con un terapeuta. Lo importante es ver porqué lo está siendo.

Las decisiones tontas



Imagina que recibes un email y solo con leer un par de líneas te empiezas a disgustar. El disgusto se convierte en enfado conforme sigues leyendo. Terminas tan enfadado que en ese momento te armas de teclado y ratón, incluso te arremangas y comienzas a contestar en un tono nada diplomático… Y cuando le das a la tecla de envío una idea, muy pequeña, se te ilumina en la mente y te dices… “ay, quizá no tendría que haberlo enviado”. Si te ha ocurrido algo así, tranquilo, no eres el único o única que lo ha vivido. A veces somos “presas” de nuestras emociones que nos hacen jugar malas pasadas. El motivo está en nuestro cerebro.

Paul McLean, científico estadounidense, sugirió allá por los años 60 una teoría para entender cómo funciona nuestro querido cerebro. De un modo sencillo podríamos decir que tenemos tres sistemas neuronales interconectados, resultantes de nuestro proceso evolutivo: El más antiguo es el reptiliano o tallo encefálico. Es el responsable de ciertos patrones de agresividad, de la defensa de nuestro territorio o de los instintos sexuales básicos y que por supuesto, tienen también los reptiles.

En el segundo sistema neuronal, el límbico, reside la amígdala y es el que compartimos con el resto de mamíferos. Ahí es donde se procesan principalmente las emociones básicas como la ira, el miedo, la alegría o la tristeza.

Y el tercer y último cerebro en la evolución es el neocórtex, el que nos diferencia del resto de los animales. Gracias a él hablamos, pintamos cuadros o somos críticos. Según Paul McLean este último no actúa cual“llanero solitario”. Trabaja en colaboración con el resto de cerebro, especialmente con la amígdala. Y somos afortunados de que así sea. De otro modo, las madres no se sentirían vinculadas a sus hijos. Las crías de animales sin neocórtex, como las serpientes, tienen que esconderse de su progenitora para no ser devoradas. En ese sentido la relación es positiva. Pero también tiene otras actividades no tan beneficiosas: la amígdala es capaz de cortocircuitar nuestra capacidad de pensar con frialdad.

Aunque la teoría del cerebro triuno ha quedado superada por otras investigaciones más recientes, no cabe duda que ofrece una explicación interesante: cuando somos presa de emociones muy intensas no siempre tomamos decisiones racionales adecuadas, como la de responder a ese email estando enfadados. Nuestro segundo cerebro, el límbico, se hace con el control racional. Y el motivo es evolutivo. Si de repente veíamos un mamut corriendo hacia nosotros, para sobrevivir no era necesario pensar, tan solo actuar… es decir, salir por piernas. Sin embargo, si el problema es un email, la decisión de actuar inmediatamente no es tan inteligente. Pero ya se sabe, es el precio de un cerebro cultivado durante siglos en las cavernas. Como diría Rita Levi-Montacini, premio Nobel de Medicina en 1986:


Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y los impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emocional.



Así pues, si aceptamos esta realidad, veamos qué podemos hacer:

RECETAS
Identifica cuándo estás superado por las emociones (alegría, tristeza, miedo o ira) y activa internamente una señal de alarma.
Cuando estés muy enfadado, sigue el consejo que nos daban las abuelas: Cuenta hasta diez segundos, date una vuelta o consulta con la almohada. Pero enfría la emoción.
Si has de tomar una decisión en plena burbujeo emocional contrarréstalo con otra en sentido contrario. Si estás muy enfadado, piensa en algo amable; si estás eufórico, en algo que te calme.

FÓRMULA

Enfriar las emociones es un buen antídoto para evitar decisiones poco adecuadas.

El aquí y el ahora



“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.” (Proverbio árabe)

“Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo:
-Me han dicho que tú eres sabio…. Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio que no está al alcance de las demás de las personas.
El anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo.
Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido.
Yo no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a responderme, antes de que yo termine de hablar.
El secreto es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida.”

Anthony de Mello

A menudo, necesitamos calmar nuestra mente e interrumpir la agitación o al menos, ese continuo dialogo interno al que estamos acostumbrados, para poder llegar a un estado de serenidad.
Todos conocemos ese soliloquio mental caracterizado por la sucesión de pensamientos de forma ininterrumpida, que actúa preocupándose excesivamente por el pasado y por el futuro, dejando a un lado aquello que sucede en el momento presente. Pensamientos y pensamientos que dan vueltas sobre sí mismos formando una mente caviladora que la mayoría de las veces no ayuda a resolver los problemas sino que los acentúa.
Una de las consecuencias del predominio de nuestra mente caviladora es que al evadirnos de manera constante del presente, nos impide la vivencia de la realidad que acontece a cada instante, siendo incapaces de disfrutar de lo que hacemos, más concretamente, de aquello que nos ofrece la vida.
Lo que pasó, ya paso y no lo podemos cambiar y el futuro, aunque sea bueno planificarlo sin ansiedad y con mesura, tampoco podemos controlarlo. El hoy es lo único con lo que en realidad contamos. Este instante que está sucediendo ahora, en este momento, mientras estás leyendo estas líneas. Por ello, hay que aprovecharlo e intentar sacar todo su jugo. Disfrutemos de los buenos momentos y aprendamos de aquellos que no son tan de nuestro agrado.




Busquemos la magia de cada día, el pequeño tesoro de cada instante, y aprendamos a vivir intensamente.

Disfruta tu presente en 6 pasos



El pasado es tormentoso en algunos momentos de la vida, cuando los recuerdos no son agradables y nos torturan a cada paso, cuando existen sentimientos como odio o rencor y que en vez de que disminuyan o desaparezcan van creciendo y convirtiéndose en una carga en nuestra vida; es momento de detenernos y aprender a eliminar ese pasado que no ayuda y que ya no podemos cambiar, transformar esos sentimientos de odio en perdón.

Para nadie es agradable haber vivido una relación difícil, ya sea con un familiar, amigo, pareja, etc., que nos ocasionó un dolor profundo y que no hemos podido perdonar o superar, pero si esa persona llega a morir, esto se convierte en un sentimiento de culpa de lo que pude haber hecho, no tenemos que esperar a que algo así suceda para poder sanar y cerrar esos círculos; si te lastimó y te dolió, no tienes por qué vivir con una carga que no te permite abrir tu mente a nuevos horizontes.

Aquí 6 tips para vivir tu presente y dejar atrás a ese pasado que no te hace bien.

1. No te lamentes por lo que ya sucedió. Vivir siendo víctima de tu propia historia no es nada agradable, tú debes de ser el personaje principal de tu historia, el héroe, el que siempre hace el bien y sale triunfador.

2. No repitas los errores del pasado. Si es de humanos equivocarse y te paso una vez, no permitas que sucedan nuevamente las mismas historias, aprende de ellas y busca siempre ser mejor.

3. Acepta tu realidad. Cada persona escribe su propia historia y construye su destino, no vivas pensando en que si hubieras hecho tal o cual cosa sería diferente, esta es tu realidad y de ti depende cambiarla de manera favorable.

4. Pensamientos y sentimientos. Está comprobado que la manera en la que nos sentimos es a raíz de lo que pensamos, busca siempre ser una persona optimista y verás cómo cambias el color de las cosas.

5. Vive tu presente. Esta es la mejor receta para disfrutar de una vida plena y llena de paz, valorando lo que tienes y agradeciendo lo que los demás hacen por ti, buscando el bien y disfrutando cada amanecer, no pensando en tu ayer ni en tu mañana.

6. El tiempo no regresa. No podemos regresarlo como si fuera una película y cambiar esa escena que no nos quedó bien; en la vida, todo aquello que hiciste y dijiste ya está filmado, pero la decisión de seguir aferrado a un pasado doloroso y difícil de modificar es sólo tuya. Tienes un presente maravilloso, con la oportunidad de ser mejor, cada día vivido es una página más en el libro de tu vida, llénalo de cosas agradables y, si en algún momento te quieres sentar a leerlo, puedas disfrutar, reír y posiblemente volver a llorar esa historia que tú y nadie más quiso escribir así.

jueves, 2 de abril de 2015

La aceptación es la clave



Negar la realidad, que es un modo de autoengaño, no sólo es inútil, sino que es contraproducente.

Y el dolor, el sufrimiento, y todos sus sinónimos, son el fruto de la no aceptación de la realidad.

Si una persona pierde a un ser querido se manifiestan en ella toda una serie de sentimientos o emociones –afección, desolación, disgusto, abatimiento, tristeza, nostalgia, etc.-, que son de los humanos y son naturales, pero la permanencia del dolor o el sufrimiento son producto de una persistencia en no querer aceptar lo que ha sucedido que, aunque indeseado, es real.

Ya sé que cuando los sentimientos están por medio desbaratan todas las teorías -porque se niegan a tratar con lógica racional y fría una cuestión que se convierte en asunto del corazón-, pero es conveniente ir metiendo en el caos sentimental algunas razones que vayan mitigando, muy poco a poco, el dolor y el sufrimiento que sólo nos van a llevar a un estado emocional quebradizo y desacertado del que seremos los más directos sufrientes.

Sí, ya sé que cuando los sentimientos se meten por medio desbaratan todas las teorías, pero esa de que si no se llora mucho, y si no se alargan la aflicción y el lamento es que se quiere menos a la persona que falta, no está acertada del todo. Es mejor que el recuerdo de quien ya no está nos deje la sensación de amor que nos unió, el cariño que sentimos, lo bueno que fue mientras duró, y el amor que provoca cuando se le recuerda, que estancarnos en la desdicha de su ausencia.

Su fuésemos capaces de aceptar con naturalidad cualquier situación, sobre todo las menos agradables, nuestro estado de ánimo y emocional estarían más equilibrados, más en paz y justicia.

Y no me refiero a una rendición incondicional ante las cosas indeseadas que suceden, ni a una sumisión a los hechos que no permita ni siquiera la expresión del sentimiento humano que despiertan.

Fallece un ser querido… ¡y qué se le va a hacer! Y que no se interprete esto como el pensamiento de una persona desnaturalizada y sin sentimientos. Se ha de hacer el duelo de su ausencia, pero ese duelo, tras los pasos habituales que hay que realizar, nos ha de llevar a la aceptación de su ausencia, como algo natural, como algo irreparable y como algo cierto.

Fallece un ser querido… ¡y yo también voy a fallecer! y el mundo seguirá exactamente igual sin mí, y otras personas seguirán cantando a pesar de mi ausencia, y otros se casarán o se irán de viaje aunque yo no esté, y otros ni siquiera sabrán quién soy yo ni les importaré. Y a quien no entienda esto bien, le recomiendo un paseo por un cementerio.

Me despiden del trabajo… ¡y qué se le va a hacer! pasar por todos los estados de rabia, o ira, o indignación, o lo que sea que provoque –y no evitar todo ello, sino pasar todo el proceso de cualquier duelo-, pero no estancarse en ese estado, sino pasar a la mayor brevedad posible al paso positivo que es serenarse para comenzar a buscar el siguiente trabajo, preferiblemente con el convencimiento de que va a ser mejor que el anterior.

No me ama la persona que me gustaría que me amara… ¡y qué se le va a hacer! pues lo mismo que ya se ha descrito en el párrafo anterior para llegar lo antes posible a la conclusión de que no se le puede imponer a alguien que nos ame, y que en el mundo hay muchas personas que nos pueden amar y a las que podríamos amar con toda la intensidad que sabemos hacerlo, o más, así que hay que plantarse una sonrisa de fe y esperanza –los tristes y amargados no despiertan pasiones en los otros…- y ponerse a la búsqueda de esa persona.

No soy tan alto como quisiera –esto no tiene remedio-; tengo unos kilos de más –a esto sí se le puede busca solución-; no me gusta mi carácter –esto también tiene arreglo-; no me van bien las cosas –se puede hacer algo por cambiarlo-; etc. etc. etc.

Aceptación no quiere decir rendición ni sumisión. Quiere decir que se comprende y se admite que eso es lo que hay en este momento y no se niega ni se elude. Eso sí, tras la aceptación, casi siempre ha de aparecer la opción de modificar las cosas, de mejorarlas, o de intentar verlas con otros ojos u otra perspectiva. Y, sin duda, la opción de quitarle el adjetivo calificativo y dejarlo en el hecho sin más.

Como todo lo escrito son generalidades, sería interesante que revisaras en ti cómo te afectan las cosas que no aceptas, que vieras si es agradable persistir en esa actitud si es de algún modo dañina, si crees que sería mejor que actuaras de otra forma, y que valorases la posibilidad de aceptarlo sin más –y que no te duela- o la de de esforzarte en cambiarlo, si ello es posible o aunque sea un poco imposible.

A partir de ahora ya es un asunto tuyo.

Las criticas



Defenderse de los ataques verbales y encajar los reproches no es una labor sencilla. Se necesitan grandes dosis de confianza y seguridad para recibir la opinión de los demás, y paciencia y autocontrol para criticar a otros de forma constructiva. Cada vez que recibe una censura, su autoestima se viene abajo. La reprobación le abre los ojos y se da cuenta de que no es perfecto, que tiene fallos. Vivimos en una sociedad en la que se sobrevalora el éxito y se menosprecia el fracaso. Por eso cuesta tanto encajar lo que a otros no les gusta de nosotros.



“Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener” (Jules Renard)

Un primer motivo por el que no recibimos con agrado la crítica es por la necesidad de sentirnos acep­­ta­­dos por los demás. Buscamos que nos valoren, que es justo lo contario de ser criticados. El modo con el que las personas suelen formular reproches es la segunda razón por la que nos cuesta aceptarlos. La mayoría de las veces se hace en tono despectivo, con ira, rabia y por personas que no son capaces de controlar lo que dicen.

El tercer motivo por el que no queremos escuchar cosas negativas sobre nosotros mismos radica en que normalmente a ninguno nos gusta equivocarnos, porque hace que sintamos que no somos perfectos.

Existen distintas causas por las que las personas hacen reproches. En cada una de ellas encontrará la fórmula para responder con asertividad.

Por rabia. Personas que se han enfadado y necesitan desahogarse diciéndole cómo se ha equivocado y lo mal que lo ha hecho. Proyectan el odio que sienten en ese momento. Son juicios llenos de rabia, dirigidos a la persona y no a lo que ha sido el motivo del conflicto. Estas opiniones dolorosas le hacen sentir ridículo, mala persona… Lo peor de todo es que este tipo de crítica sirve para poco. No comunican qué se espera de usted, ni cómo poner fin al conflicto. Son comentarios destructivos que poco a poco van quemando la relación. Ante esta gente, uno termina por callar y sucumbir, hasta que llega el día en que no puede más y toma decisiones.

La persona que las realiza no tiene por qué tener intención consciente de querer dañarle. Simplemente, le falta capacidad para transmitir su enfado de forma asertiva.

¿Cómo debe actuar con ellos? Pídales calma y un volumen y un tono de voz conversacionales. No se ponga a la defensiva. No servirá para nada. Dé ejemplo.

Cuando tenga ese clima de tranquilidad, siéntese y escuche. Esté pendiente de lo que le dicen y pregunte.

Si encuentra que la queja o la petición tienen fundamento, reconozca su equivocación o su torpeza y comprométase con el cambio. Escuchar la crítica no le obliga a estar de acuerdo con ella o con su totalidad. En este caso, dígaselo. Todo siempre en un ambiente tranquilo.

Por machacar. A veces, el objetivo es minusvalorar a los otros. Hay personas que solo así se sienten importantes. Como son muy manipuladores, la mayoría de las veces nos damos cuenta tarde, cuando ya nos sentimos débiles y pequeños. Este tipo de comentarios están relacionados con el maltrato psicológico. No permita que le falten al respeto, no siente precedentes. Corte a la persona y dígale que no se vuelva a dirigir a usted en términos destructivos. No deje que se explique ni que le argumente si no va a ser bajo un clima de autocontrol.

¿Cómo debe actuar con ellos? Piense que si ellos no cambian, que es lo más probable, usted tiene que hacerse respetar. Así que tome decisiones. Mantenga un contacto ocular directo y transmita de forma clara y directa, pero sin gritar, que no va a escuchar ningún comentario en el que se le falte al respeto.

Practique el tiempo fuera. Comunique a la persona que va a salir de la habitación que están compartiendo y que no volverá hasta que ella no se calme y puedan hablar sosegadamente. Si es necesario, salga de casa o del lugar de trabajo y dígale cuánto tiempo tardará en volver. Muchas de estas personas van detrás de usted porque no son capaces de parar y reflexionar, le asfixian. No refuerce su comportamiento prestándoles atención ni dándoles explicaciones.

Si se calma y le habla con respeto, aplique los pasos del punto anterior.

Porque realmente le interesa. Las críticas que vale la pena escuchar son las que desean que pueda mejorar en alguna faceta de su vida. No siempre se realizan de forma constructiva, pero la intención suele ser buena.

¿Cómo debe actuar? Escuche y esté receptivo. Abra la mente y los oídos. Puede que al principio le cueste encajar lo que le dicen, pero trate de quedarse con el fin… ¿Cómo cambiaría su vida, será para bien, le puede ayudar lo que le están pidiendo? Sea curioso y pregunte: “¿Hay algo más que me puedas comentar, hay algo más irritante en mí?”.

Si cree que lleva razón, reconózcalo. No se trata de ganar una batalla. La persona que le está haciendo el comentario trata de ayudarle, está en su bando. Recuerde agradecerle su valentía y sinceridad e implíquese en el cambio.

Si usted no estuviera de acuerdo, agradézcaselo de todos modos por ha­­­­berse molestado en ayudarle. Dígale, por ejemplo: “Agradezco tu interés por ayudarme, aunque ahora no es el momento de hacer lo que me pides”.

A LA HORA DE HACER CRÍTICAS se deben seguir algunos consejos para aumentar la probabilidad de tener éxito y evitar que la otra persona se sienta mal:

Decida si es importante. ¿Es esta una batalla que desea tener? Puede ser que sea algo nimio, algo con baja probabilidad de repetirse. Si se coge la costumbre de criticarlo todo, terminará por machacar la autoestima de aquel a quien critica.

Una sola vez. No insista, repita y vuelva a repetir. El que no le obedezcan no se debe a que no le hayan escuchado, puede ser que la persona no comparta su opinión, que no tenga motivación para hacerlo o que no sepa cómo poner en práctica lo que le pide. Sea breve, claro y conciso.

Cuide las formas. Utilice un tono de voz conversacional, no mire con cara de enfado, puede estar serio, pero no irascible. Piense que persigue un cambio de la otra persona, no que se sienta mal. Busque además el momento ideal para ello. Hablar cuando uno tiene prisa o cuando está agotado por la noche son momentos poco propicios. No haga juicios de valor. Empiece la crítica con un “me sienta mal… que me digas que me vas a llamar y luego no lo hagas”. Aquí no está humillando a la persona ni sacando conclusiones como “te olvidas de mí, no soy importante para ti…”. Simplemente está verbalizando lo que no le agrada.

Hágale saber qué necesita. “Me encantaría que cuando no pudieras llamarme, me mandaras un mensaje o me hicieras una llamada perdida, así me quedaría tranquila”.

Valore cualquier cambio. Toda variación supone un esfuerzo. Si no recibe una recompensa, la persona puede concluir que el giro no es importante para usted. Refuércele. Pare si ve que la conversación sube de tono. Igual no es el momento idóneo. Pregúntele cuándo pueden hablar de forma tranquila.

Cada vez que recibe o hace un comentario hiriente queda una cicatriz. Las cicatrices curan, pero no desaparecen. A todos nos gusta recibir amor y afecto, incluso cuando somos criticados. Ser asertivos depende de nosotros, hagamos uso de esta baza para tener mejores relaciones personales.

Como mejorar nuestros habitos



Los hábitos son aquellas cosas que hacemos inconscientemente y de forma continuada en el tiempo, y pueden ser tanto acciones como formas de pensar. Es muy importante saber como mejorar hábitos positivos por que según sabemos el hombre es sobre todo un animal de hábitos !y estos pueden acompañarnos toda la vida!.

Da igual el tipo de hábito físico o mental del que hablemos, si quieres saber cómo mejorar hábitos positivos o cambiar los malos por los buenos te explico 4 estrategias que funcionan de maravilla
4 estrategias para mejorar hábitos positivos

–Céntrate en un solo hábito al mismo tiempo:

Hoy se sabe que la voluntad no es infinita, según estudios psicológicos cuando nos centramos por ejemplo en hacer deporte luego tendremos menos voluntad para por ejemplo estudiar más, etc.

Sin embargo nuestro primer objetivo para instaurar un nuevo hábito positivo es sobre todo centrarnos para que este arraigue en nuestro subconsciente, así que mejor centrarse en uno y enfocar ahí toda nuestra energía y voluntad. Por cierto, en estos casos El Eneagrama puede ayudarte a ver como tu mente subconsciente se opone al cambio y como derribar esas dificultades.



–Concrétalo en una lista:

No es suficiente con pensar en una serie de buenas intenciones -como por ejemplo los buenos deseos de año nuevo– es necesario que te tomes la molestía de hacer una lista de las cosas que quieres.

De esa forma una vez escritas puedes priorizar o reajustar tus deseos. Por ejemplo tal vez tengas pensado “hacer vida sana” que es algo muy amplio cuando en realidad lo que quieres es “perder peso” que es algo mucho más concreto y factible.



–Pequeñas victorias te hacen ganar la guerra

Siguiendo con el ejemplo anterior de “perder peso”, haz una sublista de objetivos factibles y por pasos. Por ejemplo podrias cada semana plantearte sub-ojetivos e ir haciendo un pequeño diario con una gráfica detallando tus pequeños logros.

La mayor parte de la gente que no consigue mejorar hábitos positivos es precisamente por esa falta de visión por pasos de mini objetivos que llevan al gran objetivo, en tu caso y teniendo en cuenta lo que quieres ¿Qué es lo que te hace falta? ¿Qué orden en sub-objetivos seguirías para conseguir el gran objetivo?.



–Se constante

Para instaurar un nuevo hábito positivo solo hay que hacer exactamente lo mismo hacemos para instaurar un hábito negativo o una adicción: repetir la acción de forma constante en el tiempo. L

Debemos reservar un tiempo al día al nuevo objetivo y ser fieles a nuestro propósito -por ejemplo teniendo la lista de objetivos y sub-objetivos a la vista- de forma que la constante repetición cree la costumbre diaria, pero antes debes profundizar en trazar un correcto plan por pasos.

Planear y proyectar son precisamente los puntos débiles de la mayor parte de la gente, yo parte de la base de que todo el mundo tiene voluntad, y la prueba es que seguro que empleas gran cantidad de tiempo y esfuerzo en aquello que te gusta ¿verdad?

Lo que pasa es que para saber cómo mejorar hábitos positivos tienes que hacer un esfuerzo consciente en planear toda la ruta que te lleva a donde quieres llegar, pero no hay otra forma si quieres tener posibilidade reales de conseguirlo, así que !ánimo!.

¿ Quien nos enseño a sonreír ?



Si me preguntaran sobre la revolución que se nos viene encima y que nos va a desconcertar a todos, respondería, sin vacilar, la irrupción del aprendizaje social y emocional en nuestras vidas cotidianas.

Ahora más que nunca nos estamos dando cuenta de la necesidad de acabar de una vez por todas con el desdén sistemático hacia nuestras emociones básicas y universales. Antaño, se aparcaban las emociones -o peor aun, se destruían- en el caso de que afloraran. Sea como fuera, en ningún caso la gente profundizaba en su conocimiento y ni mucho menos se planteaba la idea de gestionarlas. Hay que tener en cuenta que el único conocimiento con el que venimos al mundo, lo poco que traemos incorporado «de fábrica», es un inventario de respuestas inconscientes a afectos, pasiones y olvidos de quienes nos rodean.

Que son innatos es algo que en realidad contemplamos desde hace ya algo más de un siglo. De entre su obra, Charles Darwin fue el autor de un tratado fascinante, pero que quizá pasó algo desapercibido a la sombra de su célebre «El origen de las especies». Hablo de «La expresión de las emociones en los animales y en el hombre», un libro cuya tesis defiende esta naturaleza innata de las emociones. En sus páginas, el naturalista analiza cómo por medio de nuestra expresión facial y de nuestra gesticulación comunicamos lo que nos pasa por dentro a los demás. Por lo general esto, expresar nuestras emociones, lo hacemos de manera instintiva: nadie nos ha enseñado a sonreír.

Antes de que podamos explicar con palabras y de modo consciente qué sentimos, desde la cuna ya damos a conocer las emociones básicas y universales que nos embargan. Y hasta ahora, no hemos sabido hacer otra cosa que machacar esos sentimientos con los que llegamos al mundo.

Afortunadamente, estamos descubriendo por fin la prioridad que deberíamos otorgar al aprendizaje emocional. Algo que está constatando la ciencia es la importancia de la gestión de las emociones básicas y universales y de su prioridad frene a los contenidos académicos como la capacidad de cálculo de los más pequeños, la caligrafía, la gramática… Incluso la adquisición de valores queda en un segundo plano. Aquí, en aprender a manejar las propias emociones –que no reprimirlas, como hemos venido haciendo durante siglos- reside la clave del éxito de los futuros adultos.

Es requisito indispensable para aprender a gestionar las emociones el saber contar con el resto de la manada. La inteligencia, sea emocional o de cualquier otro tipo, o es social o no es inteligente. Hasta tal punto es esto cierto que el reconocimiento social de lo que uno dice y hace es un buen indicador de la salud del individuo. El último mono en la escala social carece de buena salud, mientras que la de los diez primeros suele ser excelente. La relación con los demás es esencial para que el individuo sobreviva y por ello, forjar una inteligencia emocional pasa por adquirir habilidades sociales. No basta con mirarnos al obmligo, también debemos ser capaces de entender qué conmueve, perturba o alegra a quienes tenemos al lado.

No hay duda de que tenemos que tejer redes sociales. Una persona que habla dos idiomas en lugar de uno está mejor preparada para afrontar dificultades. Quien intercambia conocimientos, sentimientos, chismorreos, genes, o información con otras personas va a salir ganando por fuerza y encima, la revolución tecnológica nos brinda una oportunidad de oro. Estamos más conectados que nunca –o tenemos la capacidad de estarlo-, somos más sociales que nunca –o al menos podemos serlo- y eso es algo que no se puede desaprovechar. En nuestras manos tenemos herramientas con las que mejorar nuestro aprendizaje social y emocional: conocer la importancia del miedo, controlar la ira y empatizar con nuestro entorno.

Adquirir todas estas habilidades es algo que hay que hacer cuanto antes y para ello es necesario que la gestión emocional se introduzca en la educación desde la más tierna infancia. Hoy sabemos, gracias a la ciencia, que entre los cuatro y los diez años hay que activar los afectos en los niños para que tengan la curiosidad intelectual necesaria. Pero por sorprendente que parezca, esta tarea remonta incluso a los meses previos al nacimiento de nuestros hijos. Hasta hace poco, nadie tenía en cuenta el impacto que podrían tener los niveles de estrés de la madre en la criatura dentro de su vientre. Uno de los descubrimientos sociales de mayor trascendencia de estos dos últimos siglos es, sin duda, el impacto en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde su gestación.

Por si no parecen suficientes, hay más motivos que confieren urgencia a favor del aprendizaje social y emocional. Una razón de peso es el hecho de que uno de cada tres niños en educación primaria no consigue adaptarse al mismo tiempo que no tiene otro entorno social al que acudir que no sea la escuela. Posteriormente, el joven que no acaba de encajar en el entramado social y con una autoestima por los suelos, regresa fácilmente a los ritos arcaicos de la especie como la violencia, la pelea o las drogas.

La manera ideal de reducir los futuros niveles de violencia, de aumentar los de altruismo, de prevenir los tambaleos de la salud y, con ello, de disminuir la presión que está colapsando los sistemas sociosanitarios y la asfixia a todo tipo de prestaciones, pasa por la temprana puesta en práctica del aprendizaje social y emocional.

Debemos reinventar las políticas de prevención y la manera ideal de hacerlo es introduciendo la gestión emocional. Algo que se debe abordar de manera transversal desde las aulas y, tan o más importante, desde nuestros hogares.

Ahora más que nunca, la educación debe apuntar al corazón.

Cada vez que lloras, aprendes algo



Es evidente que las lágrimas son una de las formas de expresión de los sentimientos, y cada vez que se llora –incluso cuando es por un motivo triste o por dolor-, tenemos una oportunidad excelente para aprender a relacionarnos mejor con nuestros sentimientos, para progresar en la costumbre y necesidad de expresarlos, y para acercarnos más y mejor a ese componente esencial de nuestra personalidad y manifestación del Ser Humano.



Cada vez que veo una persona llorando, la animo para que siga haciéndolo y que luego sea consciente de lo que ha pasado. Y cada vez que veo a otra persona que se entromete en el llanto y le dice, con toda su buena voluntad, que no llore -y aunque no la conozca ni tenga confianza para hacerlo-, la reprendo, porque no se deben negar las manifestaciones de los estados. Necesitan hacerlo. Y, además, eso nos facilita el acercamiento a nosotros mismos y nos ofrecen una información nuestra muy íntima y personal.



Se dice que los sentimientos son la forma de hablar del alma, la forma en que manifiesta sus alegrías, sus tristezas, sus desencantos. Por eso, al escucharlos, al dejarles que se manifiesten, accedemos a nuestra sensibilidad humana, y a aquello a lo que nuestra mente no puede acceder por la falta de sintonía y capacidad de entendimiento entre ambos.




Cada vez que lloras, como cada vez que ríes o cada vez que te manifiestas puramente, aprendes algo.



Y el llanto, las lágrimas, la congoja, incluso la sensación pesarosa que todo ello provoca, que sólo parecen ser gratificantes cuando son por un motivo de alegría, son grandes maestros, y es preciso y conveniente escucharlos.



Cada uno de las llantos, que aparentan ser iguales, tienen un origen distinto, y es acudiendo a ese origen donde podemos encontrar su motivo, lo que no hicimos bien o lo que nos hicieron y no nos gustó, aquello que no cumplió nuestras expectativas y nos provocó una desilusión, el principio de la decepción, o, también, nuestros miedos secretos, nuestros temores inútilmente escondidos, nuestras inservibles fantasías, la falta de sentido común y de criterio razonable, los sueños que jamás dejarán de ser sueños, o el origen de nuestras felicidades… cada persona es un mundo y solo a ella le pertenece su mundo y le corresponde resolverlo.



Cada persona, en solitario si es valiente, equilibrada y consecuente, o de la mano de un profesional si lo necesita para sentirse arropada y orientada, debería hacer el camino inverso de sus lágrimas, adentrarse en el origen, con una sinceridad que no admita resquebrajamientos, con una honradez a prueba de cualquier contratiempo, y con una ilusión, aunque sea moderada, porque más o menos escondida, con mayor o menor claridad, está el hecho que lo provocó, y nos está diciendo algo, y es un mensaje personalizado que cada uno debe interpretar y aplicarlo.

¿Cuál ha sido el origen REAL del llanto?



Y es imprescindible que en la pregunta, y en la respuesta, aparezca lo que es REAL, porque todos sabemos que a veces lo que aparenta ser una razón no es más que una excusa que enmascara la realidad. Y en la mayoría de los casos lo primero que se ve, y lo que aparenta ser, solamente es el detonante que aparenta haber provocado el hecho, pero el motivo REAL ha ido gestándose y la manifestación –por esa falta de costumbre de contactar con el interior y con la realidad- es otra.



Por ejemplo: hay personas que dicen que no quieren morir, cuando en realidad lo que no quieren es dejar de vivir, que no es lo mismo. Hay personas que lloran cuando conocen una desgracia de otra persona y puede que, en realidad, estén llorando por sí mismas. O que creen llorar la muerte de sus padres cuando, en realidad, por lo que lloran es por su orfandad.



El llanto es una señal de aviso, una manifestación del interior, y conviene saber interpretarlo correctamente, y hacerlo, porque es una lección de la honesta humanidad, y es bueno que nos sintamos orgullosos de ella.



Por todo lo expuesto, es muy conveniente dejar que se manifieste cuando se presente, y no reprimirlo, pero también es muy provechoso averiguar después cuál es el motivo, y ver si es correcto –y entonces quedarse bien- o es por un asunto pendiente de resolver –y entonces ponerse a resolverlo-.

miércoles, 1 de abril de 2015

Odiar, aprende



Cuando nos relacionamos con otras personas es inevitable sentirnos dañados o injustamente tratados en alguna ocasión. El daño puede ser físico, moral o simbólico, es decir, nos duele por lo que significa para nosotros lo que la otra persona ha hecho, no por los efectos directos de su comportamiento. En cualquier caso, una vez percibido el daño, nuestro cerebro pone en marcha sus recursos para intentar recuperar cierta sensación de control. El primer paso en este proceso es la búsqueda de explicaciones. Saber qué o quién es el causante de lo que ha ocurrido nos permitirá anticiparnos y prevenirnos en el futuro. El resultado de este proceso suele ser la culpa. Culpamos a quien consideramos causante de nuestro dolor y con ello ponemos en marcha toda una gama de emociones negativas que nos acompañarán durante el proceso hasta que el dolor haya desaparecido o al menos hayamos recuperado el control sobre lo que lo causó.

Sin embargo, en ocasiones, estas emociones se cronifican ocupando una porción más grande de nuestras vidas de la que merecen. Por alguna razón consciente o no, el mecanismo ha fallado y no hemos sido capaces de reconocer el momento de pasar página. En estos casos hemos de recuperar los mandos del proceso, debemos decidir de una manera consciente y racional. A este proceso de toma de decisiones le llamamos perdón. Perdonar es ante todo, una decisión. Nadie está obligado a perdonar. Nadie puede obligarnos a hacerlo ni existe ningún código o ley universal que especifique cuando es el mejor momento para hacerlo. Perdonar es un derecho, no una obligación.

El camino del perdón

¿Qué es perdonar? El dolor deja en nosotros tres marcas. La primera y más duradera es la relacionada con el recuerdo. Perdonar no es olvidar, no podemos elegir lo que olvidamos. Más bien al revés, todos hemos experimentado alguna vez el frustrante efecto de intentar olvidar algo a propósito. Los resultados suelen ser nefastos y desconcertantes, ya que en la mayor parte de las ocasiones, estos recuerdos tienden a hacerse más y más presentes, invadiendo nuestra consciencia y como consecuencia, nuestras vidas. Perdonar no es olvidar.

La segunda marca tiene que ver con la valoración, con el juicio moral que hacemos desde nuestros valores. Perdonar tampoco es asumir que lo que nos ocurrió está bien. No se trata de cambiar nuestros valores y nuestras actitudes. No necesitamos pensar que algo está bien para aceptarlo. Hacer cambios en nuestros valores y nuestros códigos morales nos hará seguir ligados a ese evento y nos impedirá aceptar de verdad que las cosas podían ser como fueron, y esa negación es precisamente lo que mantendrá vigente el dolor y las emociones que nos bloquean y nos hacen infelices.

Tenemos derecho a elegir la postura que adoptaremos ante las cosas que nos ocurren.

La tercera marca es la única que podemos controlar a nuestro antojo. Se trata de la cantidad de recursos vitales (tiempo, atención y esfuerzo) que dedicaremos a ese evento o persona, de cuánto esfuerzo vamos a invertir en pensar, en dar vueltas y vueltas a lo que ocurrió, de cuánto tiempo vamos a dejar que la culpa, el odio, incluso los inevitables deseos de venganza ocupen el espacio que deberían ocupar nuestros planes y proyectos. Perdonar es aceptar, aceptar que lo que ocurrió está mal, que probablemente no lo merecíamos y por lo tanto, es injusto, profundamente injusto. No necesitamos estar de acuerdo con lo que ha ocurrido. Aceptar implica asumir que lo que nos ocurrió, fuera lo que fuera, era posible y por lo tanto no tiene sentido enfrentarnos a ello de por vida. Se trata por tanto de hacerle un hueco para poder retomar nuestro rumbo. Perdonar implica asumir la responsabilidad de lo que nos pasa aquí y ahora, con independencia de lo que ocurriera en el pasado. Al perdonar dejamos de ser víctimas para convertirnos en personas independientes, autónomas con capacidad para sentirse bien. Seremos por fin libres para experimentar una nueva gama de emociones basadas en la esperanza y la confianza. Sólo hay que vencer el miedo, el miedo a olvidar y dejar atrás la injusticia. El miedo a dejar que el otro se salga con la suya sin que se haya hecho justicia, si hubiera que elegir entre justicia y felicidad, ¿qué elegiría?

No se obligue a perdonar. Como hemos dicho no es una obligación. Es un derecho, un derecho que todos adquirimos el día en que nacemos. Venimos al mundo sin poder elegir muchas de las cosas que van a pasarnos y por lo tanto tenemos derecho a elegir la postura que adoptaremos ante ellas cuando nos pasen, ¡faltaría más! Perdonar es una de las posturas posibles, pero no la única. Podemos elegir seguir condenando lo que nos ocurrió, seguir furiosos, enfadados, frustrados, decepcionados o deprimidos. Podemos seguir renegando de los hechos, enfrentándonos a ellos y gritando a los cuatro vientos que no debería haber ocurrido. Podemos seguir odiando a las personas que nos hirieron, pero ¿para qué? Esa es la única pregunta válida. Si existe alguna buena razón para seguir culpando, odiando o negando la realidad, ¡adelante! Pero si tras hacerse esa sencilla pregunta, tarda usted más de 20 segundos en encontrar una respuesta convincente, entonces quizá este sea un buen momento para perdonar ¿no le parece?

¿ Vale la pena enfadarse ?




Merece la pena enfadarnos? Pues…depende de nuestro control en las formas y nuestra reflexión sobre el verdadero fondo del problema.

Enfadarse es siempre una respuesta cargada de subjetivismo, respuesta que frente a un acontecimiento sobrevenido, desencadenado o imaginado lo interpretamos como una amenaza o un ataque de algo o alguien hacia nosotros.

Es natural y humano responder a las circunstancias externas, de hecho la reacción de enfadarse forma parte de nuestro instinto de supervivencia, pero según como y cuanto sea el grado de nuestra enfado también puede podemos llegar a poner en peligro nuestra supervivencia no solo física sino también afectiva, emocional y social.

La excesiva sensibilidad de sentirte en la necesidad de responder siempre discutiendo o enfadándome tiene un grave riesgo y es el de llegar a tener siempre la sensación sentirte con demasiada frecuencia herido por cualquier cosa y que esa sensación de ofensa permanente nos justifique el poder estar enfadándonos por cualquier cosa y a cualquier precio. Esta actitud nos llevara casi seguro a estar discutiendo por todo o estar atacando física o verbalmente a cada persona u objeto que nos puede molestar…

Este grado de excesiva susceptibilidad nos puede suceder a cualquiera, sobre todo si estamos viviendo momentos de cansancio, excesivo calor, estrés o miedo; pero debemos estar vigilantes de que no debiera ocurrirnos de manera habitual ya que para eso existen leyes, normas sociales y sobre todo el sentido común como estructuras que en la edad adulta deben forma ya parte de nosotros mismos.

Al enfadarnos, lo primero que perdemos es el auto-control y autodominio de uno mismo ya sea de forma instantánea o de manera paulatina.

Hay circunstancias que nos producen tal frustración que nuestro cuerpo necesita para superarla recursos excepcionales que nos ayuden a resolver lo que está ocurriendo… y es entonces cuando se pone en marcha nuestro sistema nervioso a través de los neurotransmisores (adrenalina y noradrenalina) que son nuestros almacenes de energía para momentos específicos de sobrecarga emocional. Este tipo de mecanismos compensatorios, no se debe abusar de ellos porque no están para el día a día.

Enfadarse cada cinco minutos o 5 veces al día, es un abuso para nuestra naturaleza.

Cada sobrecarga de energía nos genera a la vez una descarga de energías muy visibles a nuestros ojos ya que corporalmente, hay un aumento de las pulsaciones, aceleración de los movimientos de las manos o la cabeza y los pies, puede haber también cambios en el tono de voz, un aumento en la velocidad al hablar, sudoración etc… El momento álgido del enfado es el momento en que fácilmente daremos lo peor de nosotros mismos, porque el hombre no está hecho para sentirse acosado o enfadado sino para ser feliz y estar relajado y eso hace que:

Las personas cuando estamos enfadadas o nerviosas y nos enfadamos compulsivamente perdemos muchísimo como personas, y además cometemos errores de bulto a veces con pérdidas materiales también irrecuperables.

Enfadados es cuando podemos probablemente:
Confundir el problema con la persona.
Haríamos cosas que jamás haríamos con la cabeza serena y estable.
Haríamos más grande el disgusto que el problema desencadenante del enfado.



Por eso es bueno tener en cuenta unas mínimas pautas de aprender a manejar nuestros enfados con auto-control y habilidades emocionales básicas y así si somos capaces de conocernos y detectar cuando hemos tenido una descarga física por una adversidad tener presente 3 formas sencillísimas de auto-ayudarnos a eliminar el exceso ocasional de neurotransmisores en nuestro cuerpo:
Realizar algún ejercicio físico, (salir a dar una vuelta rápida a la manzana sol@ o con la bolsa de la basura o la mascota…)
Hacer unos minutos de ejercicios de respiración, ( realizar en privado inspiraciones y espiraciones muy lentamente)
Ganar tiempo al tiempo, mientras se recupera la calma emocional, (contar hasta 10 antes de reaccionar).

Si conseguimos disminuir en un nivel razonable la descarga ocasional de energía, podremos recuperarnos como personas razonables y preparadas para volver a hablar asertivamente.

Por otro lado una vez recuperada la calma personal, es bueno y es necesario hablar del motivo que desencadeno el enfado. Así que deberíamos preparar una nueva conversación con la persona que estaba implicada en el conflicto es una acción muy positiva para las dos partes. Evitando dentro de lo posible que dicha conversación pueda llevar a juicios personales que volviera a hacer que una de las dos personas o las dos pudieran volver a sentirse atacadas personalmente.

Entre los terapeutas que nos dedicamos a la moderación y la gestión de conflictos hay un principio universal que también puede ser útil en un conflicto personal, conyugal o familiar:

“Duro con el problema, suave con la persona”

Entonces, ¿merece la pena enfadarse?:

Perder el control y dar rienda suelta a nuestro corazón a través de las palabras y los gestos hace que aumente en nosotros los sentimientos de ira y la necesidad de agresión. Y estos sentimientos no nos ayudan a sentirnos bien con los demás ni a ser felices.

Cuando estamos fuera de control con nosotros mismos, no olvidemos que esta situación nos está inevitablemente afectando muy directamente a nuestras relaciones personales, familiares, laborales y sociales.

Enfadarse no es parte de nuestra personalidad pero si es parte de nuestra conducta y la conducta es educable y siempre mejorable.

Y si uno no puede solo también con ayuda externa se pueden llegar a mejorar nuestras descontroladas reacciones en nuestras relaciones interpersonales.

Las emociones


¿Qué es una emoción?

“Una emoción es un estado psicológico complejo que implica tres componentes distintos: una experiencia subjetiva, una respuesta fisiológica, y una respuesta conductual o expresiva”. (Hockenbury y Hockenbury , 2007)

Para entender mejor lo que las emociones son, vamos a centrarnos en los tres elementos clave antes mencionados.

La experiencia subjetiva

Aunque los expertos creen que hay una serie de emociones básicas universales que son experimentadas por personas de todo el mundo independientemente de su origen o de su cultura, los investigadores también creen que la experiencia de la emoción puede ser muy subjetiva. Además, no siempre experimentamos formas “puras” de cada emoción, ni las mismas emociones se manifiestan ante acontecimientos o situaciones de la vida similares.

La respuesta fisiológica

Si alguna vez has sentido un nudo en el estómago, o fuertes palpitaciones en el corazón debido a la ansiedad o el miedo, entonces sabrás que las emociones también pueden causar reacciones fisiológicas importantes. Muchas de las reacciones físicas que se experimentan durante una emoción, como la sudoración de las manos, el ritmo cardíaco acelerado, la respiración rápida, son controlados por el sistema nervioso simpático, una rama del sistema nervioso autónomo que controla las respuestas involuntarias del cuerpo.

Mientras que los primeros estudios sobre la fisiología de las emociones tienden a centrarse en estas respuestas autónomas, la investigación más reciente se ha centrado en el papel del cerebro en las emociones. Los escáners cerebrales han demostrado que la amígdala, parte del sistema límbico, juega un papel importante en la respuesta fisiológica emocional, y en particular en el miedo.

La respuesta conductual

El componente final es tal vez con el estamos más familiarizados, por ser la expresión real de la emoción. Gastamos una cantidad significativa de tiempo en interpretar las expresiones emocionales de las personas que nos rodean. Nuestra capacidad de comprender con precisión estas expresiones está ligada a lo que llamamos inteligencia emocional y estas expresiones juegan un papel importante en nuestro lenguaje corporal en general.

Los investigadores creen que muchas expresiones son universales, como la sonrisa para indicar felicidad o placer, o el ceño fruncido para expresar tristeza o disgusto. Pero las normas culturales también juegan un papel importante en la forma de expresar e interpretar emociones. En Japón, por ejemplo, las personas tienden a ocultar las manifestaciones de miedo o disgusto cuando se encuentran en presencia de una figura de autoridad.
¿Cuántas emociones hay?

En realidad, hay un número de diferentes teorías de la emoción que intentan identificar y clasificar la experiencia emocional humana. En 1972, el psicólogo Paul Eckman sugiere que existen seis emociones básicas que son universales a lo largo de las culturas humanas : miedo, asco, enfado, sorpresa, felicidad y tristeza . En 1999 se amplió esta lista para incluir una serie de emociones básicas como la vergüenza, la excitación, el desprecio, la vergüenza, el orgullo, la satisfacción y la diversión.

Durante la década de 1980, Robert Plutchik introdujo otro sistema de clasificación de la emoción conocida como la “rueda de las emociones”. Este modelo demuestra cómo las diferentes emociones pueden ser combinados o mezclados entre sí, del mismo modo en que un artista mezcla colores primarios para crear otros colores. Plutchik sugiere que hay 8 dimensiones emocionales primarias y contrapuestas: alegría frente a tristeza, ira frente a miedo, confianza frente a disgusto y sorpresa frente a anticipación. Estas emociones, pueden combinarse en una gran variedad de formas. Por ejemplo, la felicidad y la anticipación pueden combinarse para crear el optimismo.
¿Es lo mismo emoción que estado de ánimo?

En el lenguaje cotidiano, utilizamos a menudo los términos “emociones” y “estados de ánimo” de manera intercambiable, pero los expertos hacen distinciones entre los dos. ¿Cómo se diferencian ? Una emoción es normalmente bastante corta, al mismo tiempo que intensa. Las emociones son también propensas a tener una causa definida e identificable. Por ejemplo, después de estar en desacuerdo con un amigo en una conversación, es posible que nos sintamos enojados por un corto período de tiempo.

Por su parte, un estado de ánimo es por lo general mucho más suave que una emoción, pero de mayor duración. En muchos casos, puede ser difícil identificar la causa específica de un estado de ánimo. Por ejemplo, es posible sentirse triste durante varios días sin ninguna razón aparente o identificable.

Lo que debo saber para invertir en bolsa de valores

Miles de personas en todo el mundo, principalmente en los países donde la cultura de inversión bursátil no está muy desarrollada se hacen la siguiente pregunta:

¿Debo ser un experto en economía y finanzas para comenzar a invertir en la Bolsa de Valores de los Estados Unidos?

No es necesario que seamos ni economistas, ni expertos en finanzas, ni graduados de las más prestigiosas universidades a nivel mundial. Cualquier persona, con un nivel de inteligencia promedio, más la capacidad y el deseo de aprender los fundamentos de las inversiones, puede invertir en Bolsa de Valores de los Estados Unidos.

Lo que sí es necesario saber son los conocimientos esenciales acerca de los activos financieros en los que pretendemos invertir. Adquiriendo los conocimientos esenciales, podemos entonces desarrollar una estructura intelectual que aumente significativamente la capacidad de tomar decisiones acertadas. Al mismo tiempo, esta infraestructura intelectual nos ayudará a evitar graves errores producto de nuestras emociones.

En la bolsa de valores diariamente se cotizan una gran variedad de activos financieros. Los activos financieros más populares son las acciones y los bonos. Existen otros más complejos y cuya naturaleza es más difícil de entender. Lo importante es capacitarnos en el tipo de activo financiero que queremos invertir.

A continuación le explicaré brevemente qué son las acciones y cómo podemos ganar dinero con este instrumento.
Las acciones (stocks):

Una acción representa la propiedad de una fracción de una compañía. Una acción (share) simboliza un pedazo de los activos y de las ganancias que posee y genera una empresa. En otras palabras, el portador de acciones es dueño de una parte del negocio. Si usted compra acciones de Microsoft (MSFT), automáticamente usted se convierte en socio de Bill Gates.

Mientras mayor sea la cantidad de acciones que tenga un inversor, mayor será su participación sobre los activos y las ganancias. A través de la posesión de las acciones una persona puede ganar dinero de dos maneras: ganancias de capital y pago de dividendos.

La ganancia de capital o apreciación:

La ganancia de capital es la diferencia entre el precio al que se compró la acción y el precio al que vendió la acción. Por ejemplo, si compramos 100 acciones de Microsoft a 20 dólares por acción, el monto total de su inversión ascendería a 2,000 dólares.

Si al pasar un lapso de tiempo de un año, el precio de las acciones de Microsoft sube de valor hasta llegar los 25 dólares y vendemos en ese momento nuestras acciones, tendremos unos ingresos totales de 2,500 dólares. En esta operación, la ganancia de capital fue de 500 dólares, es decir, nuestro operación representó unas ganancias de 20 por ciento sobre el monto inicial.

Los dividendos:

Otra forma de ganar dinero con la posesión de acciones es a través de los dividendos. Estos son el dinero en efectivo distribuido entre los accionistas cada cierto tiempo por la empresa. El pago de los dividendos se hace trimestral o anualmente.

Este dinero proviene de las ganancias netas que produce la compañía. La cantidad de dividendos por distribuir en relación con el total de las ganancias netas va a depender de la política de dividendos establecida en la empresa.

Por ejemplo, si Microsoft reportó al final de año unas ganancias netas de 1,000 millones de dólares, y las políticas de dividendos de la empresa dictan que se debe de repartir el 30% de estas ganancias, entonces 300 millones se destinarán para estos fines. Cada acción que posee un accionista representará un pedazo de este dinero en efectivo a repartir.

No todas las empresas aplican la política de repartir parte de las ganancias en forma de dividendos. Lo que significa que antes de nosotros invertir (si queremos dividendos) debemos de saber si la empresa efectivamente lleva a cabo de este tipo de operación entre sus accionistas.

Actualmente, dentro de mi portafolio de inversión sólo dos empresa cumplen con este criterio: McDonald (MCD) e International Business Machine (IBM).

Al momento de escribir este post, las acciones de McDonald se cotizan a US 98.37 y los dividendos pagados por la empresa en el último trimestre fueron de US 3.08, representando un retorno de la inversión (sólo por dividendos, no estoy tomando en cuenta a apreciación de capital) de un 3.20%.

Las acciones de IBM se cotizan a US 206.19 y los dividendos pagados por la empresa en el último trimestre fueron de US 3.80, representando un retorno de la inversión (sólo por dividendos, no estoy tomando en cuenta a apreciación de capital) de un 1.80%.

Si le interesa aprender a invertir en sus empresas favoritas, le recomiendo leer el libro “Invierta y Hágase Rico en la Bolsa“, el cual es una guía donde aprenderá paso a paso cómo invertir en la Bolsa de Valores de Estados Unidos desde cualquier país del mundo.

Fuente:capacityacademy.com

¿ Debo ser millonario para invertir en bolsa ?

En 1941, el inversor más famoso de todos los tiempos, Warren Buffet, a los 11 años, compró sus primeras seis acciones en la Bolsa, emitidas por la compañía Cities Services —tres eran para él y las otras tres eran para su hermana Doris—.

En ese momento, se cotizaban a 38 dólares cada acción. Luego, su precio descendió a 27.00 dólares y Warren las vendió, así que perdió dinero. Al poco tiempo, se cotizaban a 200 dólares.

Esa experiencia le enseñó que el éxito en las inversiones radica en la paciencia, de ahí deriva la importancia de invertir a largo plazo.

Hoy, Warren Buffet, es tercer hombre más rico del mundo, con una fortuna aproximada de 50 billones de dólares, sólo detrás del mexicano Carlos Slim y del estadounidense Bill Gates, fundador de la compañía Microsoft.

De la misma forma que Warren Buffet comenzó invertir en la Bolsa, de esa misma forma cualquier persona puede iniciarse. No es necesario ser millonario para comenzar a invertir en la Bolsa de Valores de los Estados Unidos.

Cualquier persona que tenga un mínimo de capital (entre 500 dólares y 2,500 dólares) puede, a través de Internet, abrir una cuenta utilizando un corredor de Bolsa descuento.

Abrir una cuenta en un corredor de Bolsa es una tarea sencilla, en el proceso puede que tardemos 30 minutos o menos, sólo debemos completar unos formularios en línea y luego enviar algunos documentos personales que nos exigirán antes de activarnos la cuenta.

Algunos de estos documentos pueden ser una copia de nuestro pasaporte y una copia del estado de nuestra cuenta bancaria.

Desde el momento en que nuestra cuenta esté abierta y seamos notificados por el corredor de Bolsa vía correo electrónico de la activación de la misma, inmediatamente podemos comenzar a invertir en acciones, bonos, fondos mutuos u otro vehículo de inversión de nuestro interés.

Si todavía no nos sentimos con la confianza suficiente para hacer inversiones con dinero real, tenemos la opción de hacer las inversiones con dinero imaginario (paper money) hasta que desarrollemos la confianza suficiente para utilizar dinero real.

Existen diferentes programas (software) que nos permiten, desde la comodidad de nuestro hogar u oficina, utilizando una computadora personal, conectarnos a nuestra cuenta en un corredor de Bolsa y realizar inversiones en acciones de cualquier compañía utilizando dinero real o dinero imaginario.

A través de estas plataformas, podemos aprender a invertir en la Bolsa de Valores de los Estados Unidos sin arriesgar nuestro dinero que, tanto esfuerzo nos ha tomado, también podemos utilizar estos programas para probar sin ningún tipo de riesgo nuestras estrategias de inversión y, de esta forma, podemos medir el retorno de la inversión por cada una de nuestras transacciones.

La característica de aprender a invertir con dinero imaginario (paper money), sin riesgo a perder dinero real, es una ventaja única que sólo lo podemos encontrar a través de la inversión en Bolsa. No es posible aprender a invertir en Bienes Raíces o Negocios sin antes utilizar dinero real.


Por: Eugenio Duarte

¿Por que el tiempo transcurre hacia adelante?

Una pregunta muy socorrida en los ámbitos de la física, pero también presente en profesionales de otros medios como artistas y filósofos, es por qué el tiempo transcurre hacia delante. Recordamos el pasado, no el futuro. ¿Se trata de una ley física o de una percepción humana de la realidad? Veamos qué nos dice la ciencia al respecto.

La flecha del tiempo

La idea de que el tiempo transcurre hacia delante es llamada por los científicos la flecha del tiempo, noción que tiene dos aspectos: el psicológico y el termodinámico. El primero sería la percepción mental de la realidad, para nuestros cerebros el tiempo es lineal, esto es, discurre en una sola dirección, de pasado a futuro.

El aspecto termodinámico podemos ilustrarlo a través de una taza de café caliente que ponemos sobre la mesa. El café tenderá a enfriarse, nunca sucederá que este se caliente al transcurrir los minutos. Los expertos consideran que ambas cosas, lo psicológico y lo termodinámico, deben siempre alinearse.

Principios de la termodinámica

Según los principios de la termodinámica, en todo sistema hay una tendencia a la diferenciación, esto se denomina entropía y significa que en un objeto determinado, como el café caliente de nuestra taza, las moléculas tienden a desorganizarse, por lo que la entropía es alta. Para que la sustancia se mantuviera caliente ―in crescendo― se necesitaría una gran organización, la cual por leyes naturales no es posible.

Aun así, las ecuaciones del movimiento de partículas muestran que estos principios funcionan de igual manera si el tiempo corre hacia delante o hacia atrás. En ambos casos, el sistema tiende a ganar entropía. Entonces, ¿por qué tenemos solo la primera percepción?

La memoria humana

La memoria humana es el mecanismo básico a través del cual percibimos la realidad. Esta herramienta no incluye todas las formas en que un sistema puede evolucionar, es decir, un sentido temporal reversible. No podemos recordar los eventos que nos ocurrirán en las próximas horas. Nuestro sistema nervioso está configurado para recordar solo el pasado. Por esta razón, siempre entendemos el tiempo de manera lineal.

En el comienzo era el Big Bang

La respuesta a por qué percibimos el tiempo en una sola dirección debe ser rastreada en el origen del universo. En el comienzo era el Big Bang, dicen los científicos, y había una entropía muy baja. La observación del desarrollo del universo hasta la actualidad señala que este ha evolucionado ganando cada vez más entropía, la expansión significa desorganización. La realidad, más allá de nuestra percepción, en términos termodinámicos parece comportarse de un pasado a un futuro.

En resumen, esta convergencia del funcionamiento termodinámico del universo y la manera en que lo percibimos es la explicación a por qué el tiempo transcurre hacia delante. Aun así, los científicos continúan estudiando el tema, pues la última palabra en cuestiones tan profundas del universo todavía no ha sido pronunciada

martes, 31 de marzo de 2015

¿ Que es la PROACTIVIDAD ?



PROACTIVIDAD, ¿QUÉ ES?

María Pallarés

Muchas personas están constantemente esperando que suceda algo o que alguien se haga cargo de ellas. Otras, en cambio, toman la iniciativa, emprenden la acción y hacen que las cosas sucedan. ¿Con qué modelo te sientes más identificada? Las personas que toman sus propias decisiones y no se supeditan a agentes o condicionamientos externos son aquellas que han desarrollado el hábito de la proactividad.

¿Qué es la proactividad?

La proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

En El hombre en busca de sentido, Vicktor Frankl, psiquiatra judío, define la proactividad como "la libertad de elegir nuestra actidud frente a las circunstancias de nuestra propia vida". A pesar de las torturas que vivió en los campos de concentración nazi donde estuvo confinado, nadie pudo arrebatarle su libertad interior: el decidir de qué modo le afectaría lo que le estaba pasando.

En los Siete hábitos para la gente altamente efectiva Steven Covey considera que la esencia de la persona proactiva es la capacidad para subordinar los impulsos a los valores. Para ello compara la actitud de las personas proactivas y las personas reactivas:

Las personas reactivas:

Se ven afectadas por las circunstancias, las condiciones, el ambiente social... Sólo se sienten bien si su entorno está bien.

Centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación: en los defectos de otras personas, en los problemas del medio y en circunstancias sobre las que no tienen ningún control. No tienen la libertad de elegir sus propias acciones.

Las personas proactivas:

Se mueven por valores cuidadosamente meditados y seleccionados: pueden pasar muchas cosas a su alrededor pero son dueñas de cómo quieren reaccionar ante esos estímulos.

Centran sus esfuerzos en el círculo de influencia: se dedican a aquellas cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo. Su energía es positiva, con lo cual amplían su círculo de influencia.

¿Qué no es la proactividad?

La proactividad no tiene nada que ver con el activismo o la hiperactividad. Ser proactivo no significa actuar de prisa, de forma caótica y desorganizada, dejándose llevar por los impulsos del momento.

Las personas que tienen el hábito de la proactivad no son agresivas, arrogantes o insensibles, como defienden algunos tópicos, sino todo lo contrario: se mueven por valores, saben lo que necesitan y actúan en consecuencia

¿Cómo actúa la persona proactiva?

La persona proactiva es aquella que toma el liderazgo de su propia vida, genera acciones y elige sus propias respuestas a situaciones y circunstancias particulares. Sus principales cualidades son la tenacidad y la determinación.

La persona proactiva:

! Conoce sus fortalezas y sus debilidades

! Gestiona positivamente sus emociones y su actitud

! Manifiesta sus opiniones de forma asertiva

! Confía en sí misma y le gusta asumir retos

! Toma la iniciativa y emprende la acción

! Actúa con decisión y determinación para alcanzar sus metas

! Afronta positivamente el cambio y la incertidumbre

! Transforma los problemas en oportunidades

! Es perseverante; no abandona a la primera de cambio

! Está dispuesta a cambiar el rumbo de la acción hasta alcanzar los resultados que desea

! Asume sus fracasos y los considera como oportunidades de aprendizaje

! Genera nuevas ideas y estrategias para resolver los problemas y las dificultades



! Es inconformista, desafía lo convencional y anticipa futuros escenarios